Tegucigalpa, Honduras (23.02.2024).- En el cuarto día del juicio por narcotráfico contra el expresidente hondureño Juan Orlando Hernández (JOH) y luego de un receso, compareció un nuevo testigo de la Fiscalía de los Estados Unidos, un agente de la Dirección de Lucha Contra el Narcotráfico (DLCN), conocido como Miguel Reynoso.
El testigo 3 de la Fiscalía también participó en el juicio a Juan Antonio Hernández, hermano de JOH, condenado a cadena perpetua y 30 años de prisión en EE. UU.
El interrogatorio por parte de la defensa le tocó a Renato Stabile, quien se mostró mucho más ordenado que su colega Raymond Colon.
Más temprano
La audiencia de este viernes inició en horas tempranas con la continuidad de la declaración del testigo, Alexander Ardón, exalcalde hondureño, quien suma su tercer día de participación en la Corte del Distrito Sur de Nueva York, Estados Unidos.
El juez Kevin Castel comenzó el debate afirmando que el jurado 14 que inicialmente pidió libre para una celebración personal, ahora dice estar enfermo para presentarse en el debate de este viernes.
El abogado defensor Renato Stabile aprovechó para pedir la suspensión de este día, pero fue negada la petición y se comenzó la audiencia.
El juicio continuó con la declaración del narcotraficante y asesino confeso Alexander Ardón, quien mencionó que acudió en San Pedro Sula a una reunión del Partido Nacional en 2009 donde había figuras destacadas de ese instituto político.
$2 millones a Pepe Lobo
Reiteró que, el expresidente Porfirio Lobo le pidió 2 millones de dólares, que entregó en dos partes, a raíz de un problema ocurrido en 2008 que no describió.
Al ser consultado sobre las propiedades que adquirió por la venta de drogas por parte del abogado Raymond Colon, el exalcalde Ardón mencionó una casa en Limón, Colón, una de 16 millones y otra comprada en San Pedro Sula a un valor de 225 mil dólares que luego vendió a 500 mil dólares.
Agregó, que además, compró fincas, autos y construyó carreteras en el occidente del país.
Detalló que la finca de Santa Bárbara le costó un millón de dólares y que le constaba hacer la conversión a lempiras porque no era tan bueno en matemáticas.
Contó que sus actividades en el narcotráfico le dejaron una ganancia aproximada de 200 millones de dólares y que los vehículos para traficar drogas no los mezclaba con las actividades de sus fincas en el occidente de Honduras.
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