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General Francisco Morazán, el soldado que más amó a su patria

Tegucigalpa, Honduras (03.10.2024).- Un día como hoy, 03 de octubre pero de 1792, en la capital de Honduras, nació uno de los héroes más emblemáticos para toda la región Centroamericana, el general José Francisco Morazán Quezada.

Hoy Honduras celebra el Día del Soldado en conmemoración de su legado.

El prócer, político y militar, fue clave para el desarrollo del país y desempeñó un papel fundamental en la lucha por la independencia y en la formación de América Central como una región unida.

Conocido popularmente como el “Paladín Centroamericano”, se le recuerda por sus ideales unionistas de Centroamérica.

Según los registros, desde su juventud se interesó en la política e incluso fue el aprendiz de un abogado, de quien se preparó en notariado y derecho penal.

Pese a su fervor patriótico, la vida de este hondureño estuvo rodeada de personas que no simpatizaban con él debido a sus ideas liberales, entre los cuales destacan:

  • Educación laica,
  • Separación de la iglesia con el Estado,
  • Libertad de expresión,
  • Libertad de prensa,
  • Centroamérica unida.

Jefe de Estado

Entre 1827-1828 se desempeñó como mandatario de Honduras, para posteriormente, en 1830-1834 y 1835-1839 como Presidente Federal de Centroamérica.

Y finalmente entre 1839-1842, se le nombró jefe de Estado de El Salvador Y Costa Rica.

Persecución y exilio

En 1840, se exilió en David, Panamá, donde lo esperaban sus familiares.

A su vez, Morazán continuó su autoimpuesto exilio hacia Perú, y en 1842 desembarcó en Costa Rica, donde tomó brevemente el poder.

Sin embargo, antes de pudiera iniciar la reconstrucción de la unidad centroamericana fue traicionado y capturado.

El General Francisco Morazán fue fusilado el 15 de septiembre de 1842, a la hora del sepulcro, en La Plaza de San José, Costa Rica.

Testamento

A solo 3 horas de sus últimos momentos, escribió su testamento, en el cual su pensamiento vibra, y se agiganta con el correr de los años.

San José: 15 de septiembre de 1842 – Día del aniversario de la independencia cuya integridad he procurado mantener.

En el nombre del autor del universo en cuya religión muero.

Declaro: Que todos los intereses que poseía, míos y de mi esposa, los he gastado en dar un Gobierno de Leyes a Costa Rica, lo mismo que dieciocho mil pesos y sus réditos, que adeudo al señor General Pedro Bermúdez.

Declaro: Que no he merecido la muerte, porque no he cometido más falta que dar libertad a Costa Rica y procurar la paz a la República. De consiguiente, mi muerte es un asesinato, tanto más agravante, cuanto que no se me ha juzgado ni oído. Yo no he hecho más que cumplir las órdenes de la Asamblea, en consonancia con mis deseos de reorganizar la República.

Protesto que la reunión de soldados que hoy ocasiona mi muerte, la he hecho únicamente para defender el departamento de El Guanacaste, perteneciente al Estado, amenazado, según las comunicaciones del Comandante de dicho departamento, por fuerzas del Estado de Nicaragua. Que si ha cabido en mis deseos el usar después de algunas de estas fuerzas para pacificar la República, solo era tomando de aquellos que voluntariamente quisieran marchar, porque jamás se emprende una obra semejante con hombres forzados.

Declaro: Que al asesinato se ha unido la falta de palabra que me dio el comisionado Espinach, de Cartago, de salvarme la vida.

Declaro: Que mi amor a Centroamérica muere conmigo. Excito a la juventud, que es llamada a dar vida a este país que dejo con sentimiento por quedar anarquizado, y deseo que imiten mi ejemplo de morir con firmeza antes que dejarlo abandonado al desorden en que desgraciadamente hoy se encuentra.

Declaro: Que no tengo enemigos, ni el menor rencor llevo al sepulcro contra mis asesinos, que los perdono y deseo el mayor bien posible.

Muero con el sentimiento de haber causado algunos males a mi país, aunque con el justo deseo de procurarle su bien; y este sentimiento se aumenta, porque cuando había rectificado mis opiniones en política en la carrera de la revolución, y creí hacerle el bien que me había prometido para subsanar de este modo aquellas faltas, se me quita la vida injustamente.

El desorden con que escribo, por no habérseme dado más que tres horas de tiempo, me había hecho olvidar que tengo cuentas con la casa de Mr. M. Bennet, de resultas del corte de maderas en la Costa Norte, en las que considero alcanzar una cantidad de diez a doce mil pesos, que pertenecen a mi mujer en retribución de las pérdidas que ha tenido en sus bienes pertenecientes a la hacienda de Jupuara, y tengo además otras deudas que no ignora el señor Cruz Lozano.

Quiero que este testamento se imprima en la parte que tiene relación con mi muerte y los negocios públicos. Francisco Morazán.

Cátedra Morazánica

El Gobierno de la Presidenta Xiomara Castro impulsó, la implementación de la Cátedra Morazánica en los niveles educativos prebásica, básica y media; esta se convirtió en una realidad en el sistema educativo nacional.

La iniciativa, ahora ley, busca enseñar a las nuevas generaciones el gran legado y logros obtenidos por el prócer centroamericano.

Sobre todo, la cátedra busca promover e incentivar el pensamiento patriótico en las nuevas generaciones.

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