Redacción RT (04.02.2025).– Un aparentemente inocuo programa juvenil de educación sobre el HIV fue la «excusa perfecta» para que la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) penetrara en Cuba, entre 2009 y 2014, con la finalidad de forzar un cambio social y reclutar activistas opositores que fomentaran una rebelión.
Una investigación hecha por AP hace más de una década desveló una de las tantas maneras secretas de operar de la agencia estadounidense, que en estos días está bajo la mirada pública debido a las prácticas encubiertas de financiamiento en distintos países.
El futuro de la USAID pareciera tambalearse luego de que el recién posesionado presidente Donald Trump suspendiera las ayudas internacionales que se hacían a través de esa agencia y otros organismos debido a que no estarían alineadas con los «intereses estadounidenses».
Novatos «agentes encubiertos»
En octubre de 2009, la USAID supervisó un proyecto para el que se envió casi una docena de inexpertos jóvenes venezolanos, costarricenses y peruanos a Cuba, con el único objetivo de reclutar a opositores y forzar un cambio político. El programa se inició justamente cuando la Administración del demócrata Barack Obama hablaba de un «nuevo comienzo» con Cuba.
Estos «agentes encubiertos» se hacían pasar por turistas y viajaban por la isla en la búsqueda de personas en campus universitarios, a los que pudieran convertir en activistas políticos en contra de la revolución cubana.
La «excusa perfecta», según los organizadores, era llevar a cabo talleres de prevención del VIH entre su población objetivo. Sin embargo, este plan estaba cargado de escollos, puesto que el personal enviado al territorio cubano no tenía experiencia en actividades de espionaje y tuvo una preparación deficiente para cumplir sus objetivos.
A pesar de las alertas dentro del propio Gobierno estadounidense para que cesara el programa en Cuba, la USAID y la contratista Creative Associates International lo mantuvieron adelante.
¿Cómo funcionaba?
Para evitar ser descubiertos, los jóvenes debían utilizar códigos a la hora de comunicarse. Por ejemplo: «Me duele la cabeza» significaba que sospechaban que las autoridades cubanas lo estaban vigilando y «Tú hermana está enferma» funcionaba para acortar el viaje.
Para evadir a las autoridades, los supuestos viajeros instalaban contenido aparentemente inocente en sus computadoras para ocultar la información confidencial que guardaban. Además, usaban memorias USB cifradas con sus archivos y enviaban correos electrónicos encriptados.
Según AP, este proyecto fue financiado con el mismo dinero utilizado para costear el programa ZunZuneo, una red social con servicio de microblogging para atraer a usuarios cubanos, también patrocinada por la USAID.
Repulsa general
Las voces en contra del programa aplicado en Cuba surgieron desde el Congreso estadounidense. En agosto de 2014, el exsenador demócrata Patrick Leahy consideró que sería «peor que irresponsable» si la agencia «tramó» para inventar una campaña contra el VIH con fines políticos, recoge AP.
Según expresó, la agencia estadounidense «nunca debería sacrificar el suministro de programas sanitarios o cívicos en favor de objetivos de espionaje», dice Cubadebate.
En septiembre de 2014, la fallecida jefa del Departamento de infecciones de transmisión sexual y VIH/Sida del Ministerio de Salud Pública de Cuba, María Isela Lantero Abreu, llegó a calificar de «monstruoso» intervenir y espiar a un país de esa manera, ya que evidenciaba el «grado de deshumanización» de la agencia norteamericana.
Sin nada que esconder
En contravía de las críticas, la Administración de Barack Obama defendió el taller de la USAID y dijo que proporcionado «un beneficio secundario al abordar los deseos expresados por los cubanos de recibir información y capacitación sobre la prevención del VIH», según aseveró la entonces portavoz del Departamento de Estado, Jen Psaki.
La exmiembro de la Cámara de Representantes Ileana Ros-Lehtinen dejó al descubierto las verdaderas motivaciones de ese tipo de planes financiados desde Washington. «Debemos seguir presionando al régimen de [Raúl] Castro y apoyar al pueblo cubano, que sufre opresión a diario», afirmó en esa oportunidad.
Por su parte, la USAID no dijo a AP cuánto invirtió en la desestabilización en territorio cubano, pero sí alegó que tenía el compromiso de «apoyar el deseo del pueblo cubano de que determine libremente su propio futuro», durante la administración de Obama.
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