Tegucigalpa, Honduras (18.10.2023).- La Coalición por la Alimentación se formó en la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios en septiembre de 2021, con el objetivo de garantizar a cada niño, una comida sana y nutritiva de aquí a 2030.
Copresiden la Coalición, Finlandia y Francia, con el apoyo de una secretaría que se acoge al Prgorama Mundial de Alimentos (PMA). Frente a la pandemia de COVID-19, 89 países de todo el mundo y 98 socios, entre los cuales agencias de las Naciones Unidas, organizaciones internacionales, ONG´s, grupos de reflexión y universidades, se reunieron con esta Coalición para mejorar y restablecer los programas de alimentación escolar como plataforma de transformación para los sistemas alimentarios y educativos.
Dos años después de que se formara, la Coalición ha sido un gran éxito. Ha resultado ser una plataforma innovadora para la acción multilateral y una extraordinaria herramienta para catalizar las acciones nacionales.
Gracias a ese impulso, se ha podido observar un cambio radical en el nivel de voluntad política en torno a la alimentación escolar.
La inversión mundial en estos programas ha aumentado de 5,000 millones de dólares (pasando 43,000 millones de dólares en 2020 a 48,000 millones de dólares en 2022), alcanzando de esta forma 418 millones de niños, frente a los 388 millones antes de la pandemia.
¿Por qué centrarse en la próxima generación?
El mundo siempre se enfrenta a nuevos retos que afectan a los niños de forma desproporcionada. La inseguridad alimentaria aguda afecta a 153 millones de niños, esto es cerca de la mitad de personas afectadas por la inseguridad alimentaria agua en el mundo.
Al mismo tiempo, vivimos la crisis educativa más profunda de la historia moderna. Cerca del 70 por ciento de los niños de 10 años que viven en los países de bajos ingresos no saben leer ni escribir un texto simple. Esto se explicar en parte por el hecho de que, aunque hayamos conseguido escolarizar a más niños, están demasiado enfermos o hambrientos para aprender.
En los países de bajos ingresos o de ingresos medianos, cerca de 73 millones de escolares van a la escuela con hambre.
Todos estos retos están relacionados entre sí y tendrán consecuencias para las generaciones futuras. Si nuestros sistemas alimentarios y educativos no atienden a las necesidades de los jóvenes, el camino hacia un futuro más sostenible tiene entonces que empezar por resolver estos problemas sistémicos.
Los programas de alimentación escolar, cuando están bien diseñados, constituyen una de las intervenciones más eficaces y más benéficas para comunidades enteras.
Centrándose en una única herramienta política, la alimentación escolar y las políticas de mercados públicos de abastecimiento de alimentos conexas, los gobiernos pueden utilizar dicha herramienta para avanzar en avarios problemas sistémicos.
Los programas de alimentación sana es las escuelas contribuyen a luchar contra el hambre, la pobreza de los niños y contra múltiples formas de desnutrición. Atraen a los niños al colegio y fomentan su aprendizaje, nutrición, la salud y bienestar a largo plazo.
Igualdad de género
La alimentación escolar puede promover la igualdad de género al ayudar a las niñas y a los niños a ir al colegio y conseguir su título. Ofrece la posibilidad de enseñar a los niños a alimentarse mejor, al mismo tiempo que, aprenden estilos de vida sostenibles y prácticas dietéticas saludables.
Permite un enfoque más holístico del bienestar de los niños mediante la integración de la educación, la salud y la protección social.
Amistad con el planeta
Una alimentación escolar respetuosa con el planeta también puede ser un motor de transformación de los sistemas alimentarios y de acción climática. Cuando está relacionada con el abastecimiento local, puede impulsar las economías de los territorios, hacer que la agricultura sea más sostenible y ayudar a los pequeños productores y a las empresas locales, entre las cuales muchas están dirigidas por mujeres.
Que esas comidas sean más respetuosas con el medioambientes puede contribuir a reducir las emisiones nacionales de gas de efecto invernadero, en particular si se consigue una cadena de valor alimentaria más ecológica y si se reduce el desperdicio alimenticio.
La alimentación escolar también puede contribuir a promover prácticas regenerativas y a la resiliencia de las comunidades.
Participación de la Presidenta Castro
La Presidenta de la República, Xiomara Castro, arribó el pasado lunes a París, Francia, donde, por invitación de su homólogo francés, Emmanuel Macron, participará en la sesión inaugural de la Cumbre Mundial de la Coalición por la Alimentación Escolar.
La participación de Castro en dicho espacio, permitirá a Honduras fortalecer sus políticas en seguridad alimentaria y alimentación escolar.
Castro, expondrá sobre los avances y logros de su administración en materia de alimentación escolar y, su participación en la Cumbre, marca un hito en el compromiso del Gobierno hondureño con la educación, la nutrición y el bienestar de los niños y jóvenes.
«Mi Gobierno está siendo reconocido mundialmente por la implementación, la cobertura y la responsabilidad de recuperar el programa de Merienda Escolar», precisó la mandataria en un evento.
El Programa Nacional de Alimentación Escolar (PNAE) que impulsa el Gobierno Solidario de Xiomara Castro, con un presupuesto de al menos mil millones de lempiras, cubre el 90 % de las escuelas del país, lo que representa a más de 1 millón 200 mil niños a nivel nacional.
Lo anterior, hace que esta iniciativa insigne del Gobierno central se convierta en una piedra angular de la estrategia destinada a garantizar que cada estudiante hondureño tenga acceso a comidas nutritivas y equilibradas que contribuyan a su desarrollo fisico y cognitivo.
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