C8 Noticias (17.02.2023)- Se confeccionan nuevamente los disfraces extravagantes y llenos de brillos. Los sones de samba reverberarán en el Sambódromo de Río hasta el amanecer. Cientos de fiestas estridentes inundarán las calles y el jolgorio animará económica y emocionalmente los barrios de trabajadores.
El año pasado, la pandemia de COVID-19 obligó a aplazar el Carnaval de Río por dos meses y aguó la diversión, de la que participaron sobre todo los locales. Este año, el gobierno federal prevé que unos 46 millones de personas participarán de las festividades, que oficialmente se desarrollan del 17 al 22 de febrero. La cifra incluye a los visitantes a las ciudades que han convertido el Carnaval en una fiesta de repercusión mundial: Río, desde luego, pero también Salvador, Recife y últimamente también Sao Paulo.
La cancelación del Carnaval de 2021 y la versión de menor envergadura del año pasado golpearon una actividad que es una fuente de trabajo de casi todo el año para carpinteros, soldadores, escultores, electricistas, bailarines, coreógrafos y otros encargados de poner a los desfiles en la calle. En ese sentido, el retorno en regla del Carnaval es una inyección de vitaminas para las economías locales.
Este año está impregnado de alguna manera del espíritu de 1919, que tuvo lugar después que la epidemia de gripe española mató a decenas de miles de brasileños. También la Primera Guerra Mundial había finalizado y la gente estaba ávida por dejarla atrás, explica David Butter, autor de un libro sobre los festejos de ese año.
“En ese Carnaval había tanta gente en el centro de Río que la región se quedó sin agua”, agrega Butter.
Río espera recaudar alrededor de 5.000 millones de reales 1.000 millones de dólares, en sus bares, hoteles y restaurantes, informó el presidente de la agencia de turismo municipal, Ronnie Costa, a la AP. Los hoteles están reservados en un 85%, según la asociación hotelera, la que prevé que finalmente se colmará su capacidad. Los pequeños negocios también se benefician.
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