Tegucigalpa, Honduras (25.05.2025).- Romeo Vásquez Velásquez, exjefe de las Fuerzas Armadas y rostro visible del golpe de Estado de 2009, es hoy prófugo de la justicia hondureña.
La historia que lo retrata como defensor del orden es la misma que lo acusa de crímenes contra la democracia, la vida y la dignidad del pueblo hondureño.
El Ministerio Público lo ha imputado por el asesinato de Isy Obed Murillo, el joven que fue abatido por disparos militares frente al aeropuerto de Toncontín durante una manifestación pacífica, apenas días después del derrocamiento del presidente Manuel Zelaya Rosales.
A este proceso se suma un requerimiento fiscal por lavado de activos, tras la difusión de un video en el que Vásquez recibe dinero presuntamente vinculado al narcotráfico.
Lejos de someterse a los tribunales, se mantiene en la clandestinidad y se escuda tras las redes sociales, donde difunde mensajes con la intención de intimidar o desviar la atención pública.
No hay arrepentimiento ni voluntad de enfrentar la justicia, solo evasión y desafío.
La justicia no puede seguir esperando. Los crímenes cometidos en el contexto del golpe, las víctimas de la represión, los perseguidos, exiliados y asesinados exigen respuestas.
El caso de Romeo Vásquez no debe verse como un hecho aislado, sino como parte de una estructura de poder que operó fuera de la ley y cuyos actores siguen sin rendir cuentas.
A 16 años del golpe, el reclamo sigue siendo el mismo: castigo para los culpables, verdad para el pueblo y justicia para las víctimas.
PUEDES LEER: Periodistas hondureños conmemoran su día en defensa de la verdad y la democracia
Añadir un comentario