Tegucigalpa, Honduras (08.05.2025).- En un momento que quedará grabado en la historia de la Iglesia Católica, el cardenal protodiácono Dominique Mamberti pronunció desde el balcón central de la Basílica de San Pedro el esperado anuncio: «Habemus Papam».
La Plaza de San Pedro, colmada de fieles, turistas y curiosos, estalló en júbilo al conocerse el nombre del nuevo Sumo Pontífice: Robert Prevost, prefecto del Dicasterio para los Obispos, de 69 años y nacionalidad estadounidense.
El recién electo Papa ha escogido el nombre de León XIV, convirtiéndose así en el primer pontífice originario de los Estados Unidos, en una decisión que sorprende al mundo católico y rompe con todos los pronósticos que apuntaban a figuras como el cardenal filipino Luis Antonio Tagle o el italiano Pietro Parolin.
Religioso agustino, León XIV es ampliamente reconocido por su labor pastoral, su cercanía con la comunidad latina y su sensibilidad ante los desafíos contemporáneos de la Iglesia.
Como prefecto del Dicasterio para los Obispos, ha jugado un papel clave en la renovación del liderazgo eclesial impulsado durante el pontificado de Francisco.
Minutos después del anuncio, el nuevo Papa apareció en el balcón central y pronunció sus primeras palabras como Sumo Pontífice.
Saludó al mundo con una frase cargada de significado: “La paz de Cristo esté con ustedes”. Acto seguido, expresó su profunda gratitud a su predecesor, el Papa emérito Francisco, “por su testimonio humilde, su valentía profética y la transformación que ha sembrado en el corazón de la Iglesia”.
«Queremos ser una iglesia que anda, que busca la paz, la caridad, siempre trata de estar cerca sobre todos de quienes sufren», manifestó el nuevo líder de la Iglesia Católica.
León XIV también compartió el motivo detrás de su elección de nombre, haciendo referencia a su formación agustiniana: “San Agustín me enseñó que la búsqueda de la verdad nos lleva siempre al servicio.
En su honor, y confiando en la fuerza de la misericordia, he elegido llamarme León, como símbolo de firmeza en la fe y diálogo con el mundo.”
Con una Plaza de San Pedro entregada al fervor y la emoción, el nuevo Papa impartió su primera bendición Urbi et Orbi, marcando el inicio de un pontificado que ya despierta grandes esperanzas en los fieles de todo el mundo.
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